Receta de focaccia italiana perfecta: Casera, fácil y deliciosa

La focaccia es un pan tradicional italiano que se caracteriza por su textura suave y esponjosa, así como por su deliciosa corteza dorada, ideal como acompañamiento, aperitivo o incluso como base para sándwiches.

¿Cómo preparar focaccia?

Sólo necesitarás harina, agua, levadura, sal y aceite de oliva creando una masa que se deja fermentar y luego se hornea hasta que esté dorada, creando una textura perfecta, esponjosa por dentro y crujiente por fuera.

Información nutricional

Cada ración de focaccia contiene aproximadamente 250 kcal, 35 g de carbohidratos, 10 g de grasas, 6 g de proteínas, 1 g de fibra, 0 g de azúcares, 0 mg de colesterol y 300 mg de sodio.

Libre de sellos

Receta de focaccia italiana

Preparación: 80 minutos
Cocción: 25 minutos
Raciones: 4 personas

Ingredientes

  • 500 g de harina de trigo
  • 350 ml de agua tibia
  • 50 ml de aceite de oliva
  • 10 g de sal
  • 10 g de azúcar
  • 7 g de levadura seca
  • Rromero
  • Tomillo
  • Orégano
  • Sal gruesa

Instrucciones

  1. En un tazón grande disuelve la levadura y el azúcar en el agua tibia y déjala reposar durante unos 10 minutos hasta que comience a formar espuma en la superficie.
  2. En un bol grande, mezcla la harina cernida y la sal. Añade el agua con levadura y mezcla hasta formar una masa. Agrega el aceite de oliva y amasa durante unos 10 minutos hasta que la masa esté suave y elástica.

Equivalencias levadura

  1. Cubre el bol con un paño húmedo y deja que la masa fermente en un lugar cálido durante 60 minutos o hasta que duplique su tamaño. Precalienta el horno a 220°C. Extiende la masa en una bandeja para hornear engrasada, presionando con los dedos para hacer hendiduras.
  2. Rocía la superficie con aceite de oliva y espolvorea con hierbas y sal gruesa. Hornea durante 25-30 minutos, o hasta que la focaccia esté dorada. Retira del horno, deja enfriar un poco y corta en porciones para servir.

Historia y origen

La focaccia tiene raíces antiguas en la cocina italiana, remontándose a la época de los romanos, convertida hoy en un símbolo de la gastronomía, con variantes regionales que incluyen diferentes ingredientes y estilos de preparación.

¿Sabías qué?

Su nombre proviene del latín «focus», que significa «hogar» o «hoguera», haciendo referencia a la forma en que originalmente se cocinaba sobre las brasas o piedras calientes.

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